UN DÍA EN UN HOSPITAL…. DE OSITOS

HOSPITAL DE OSITOS

-DIARIO DE CAMPAÑA-

   

Hoy, 9:30 de la mañana:

El hall de entrada del colegio está vacío; hace ya un rato que acabó la hora de llegada de alumnos.

Poco a poco comienzan a llegar padres.

Una madre llega con una bolsa en la que trae la báscula de la cocina de su casa… se excusa diciendo que no hay peso que valga para ositos de 100 gramos. Risas…

Llega otro padre, mochila de enfermero de atención a domicilio al hombro; en la otra mano trae una bolsa llena de uniformes de hospital, vendas, apósitos,…

Cónchole…. Aquí hay nivel!

Llegan más padres: portan, o más bien casi arrastran, una bolsa enorme con todo lo imaginable en cuanto a material médico, incluida una flamante nueva máquina de rayos X! (hecha con papel albal y que hará doblete como máquina de TAC, dentro de la cual están escondidas las radiografías de los ositos)

Los papás se saludan nerviosos, en realidad se conocen poco, algunos de recoger por las tardes a sus enanos, otros ni siquiera…. se visten con los uniformes que el papá enfermero ha traído… se ríen ya que las tallas no son todas acordes…unos han de cogerse los bajos del pantalón, y otros soltar al máximo las cinturillas.

Se miran, y sonríen: -Listos?  -Listos!

Parece mentira cómo con sólo un cambio exterior, de ropa, la cosa se hace “real”…. Tenemos 5 “profesionales médicos” caminando con paso firme (aunque realmente algo nerviosos por la anticipación), por el pasillo de Infantil.

Esther hace una señal para que entren….

Los niños esperan sentaditos en sus mesitas de colores. Casi una cincuentena de ojos están mirando fijamente a la puerta del aula.

Luces…. Cámara…. Acción: bienvenidos al HOSPITAL (AMBULATORIO) DE OSITOS!!!!

Hoy, 12:30 del mediodia:

Es la hora de la comida. Todos los niños de la clase de los Piratas se quitan sus batas, gorros y calzas de quirófano, y se ordenan en fila para pasar al comedor.

Ha sido una jornada dura en el hospital, pero ahora llega el merecido descanso y toca reponer fuerzas, comiendo y luego durmiendo.

Le están contando a su profe todo  lo que han hecho… compiten por contárselo, como si no hubiera estado allí, manteniendo el orden y la tranquilidad en todo momento. Ella sonríe y asiente a cada pequeño, casi parece que incluso pone cara de sorprendida con todo lo que le cuentan.

Se han salvado muchas vidas y los pacientes  están en su mayoría vendados, muy vendados, y con tiritas, muchas, pero que muchas tiritas.

Algunos han tenido que ser intervenidos de urgencia, y otros están medicados. Han pasado por todo tipo de exploraciones médicas, pinchazos, zonas de inhaladores…. y pasarán varios días antes de que puedan quitarse sus vendas y cabestrillos, pero afortunadamente es cuestión de tiempo y ninguno corre peligro gracias a los pequeños doctores Piratas.

Los papás se han quitado las batas y uniformes hospitalarios y salen del aula con una sonrisa que ilumina el pasillo… los verdaderos profesionales cargan con sus bolsones, y la mamá lleva en su bolsita la balanza de vuelta a su cocina.

Supongo que piensan que sólo hay una cosa mejor que hacer felíz a su hijo durante un rato, y es hacer felíz a su hijo y a sus veintipico compañeros…

 

Hoy, 14:39 de la tarde:

Para todos los que no habéis podido venir, esta pequeña bitácora.

Porque realmente todos habéis estado ahí: todos los niños traían su osito. Unos eran una oveja gigante que acabó con un brazo en cabestrillo, como el de Dr. Marcos, y otros eran pequeñines y delicados, como los de Dr. Manuel o Dra. Zoe. Unos tenían una pupa en la oreja, como el de Dra.  Akane, y otros una patita mala (de estos había montones!). Pero cada niño supo exactamente cual era la dolencia de su osito, y pasó por cada prueba diligentemente. Ahora sabemos la cantidad de cosas que se hacen en los hospitales! Y no nos da nada de miedo!

Y yo me voy a echar un rato con los pies en alto, que vaya tela! Estoy muerta! 😉

Aránzazu Castresana Solano

Mamá de 3 años B

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